Historia


Según los abuelos, hace mucho tiempo el pueblo de Sincé estaba rodeado de monte espeso, lugar de resguardo para el tigre quien asechaba a cada rato las crías de ganado de las fincas aledañas a Sincé, infundiendo gran miedo por toda la región no solo por la pérdida de crías sino por el riesgo de ser atacado por el feroz animal, fue entonces, como un grupo de hombres armados con escopetas y lanzas se dan a la tarea de cazar el animal que tanto daño venia ocasionando especialmente en los hatos ganaderos.

Salir a casar el tigre se convirtió en todo un reto para los hombres de la época, la  actividad tomó gran popularidad en la región hasta tal punto  que llegó a convertirse en un acto de diversión y hasta deportivo. Era de gran honor el hecho de enfrentarse  al animal, cuerpo a cuerpo solo con la ayuda de una lanza corta, hasta dar muerte al tigre.  La gente de ese entonces tertuliaba en las parrandas la forma como se llevaba a cabo la casería del tigre, y era motivo de festejo cada logro alcanzado por las cuadrillas de hombres cazadores.  La necesidad de representación del acto de cacería de tigre, acto considerado como heroico y de gran valentía  fue dando las primeras pautas a los creativos de la época,  por lo general aquellas personas chistosas con capacidad de narrar historias reales e inventadas  y que servían  como repertorio para amenizar  parrandas y velorios, fue así, como a uno de estos hombres, a quien llamaban “Nicolás Carnaval” del que no se sabe exactamente su nombre real, ni la época en que vivió,  se le ocurrió la idea de  disfrazarse de tigre y caracterizar al animal usando un costal de fique el cual fue adornado  con pintas hechas en brea para simular las pintas del animal y el bramido del tigre era emitido a través  de una olla de barro la cual  daba gran resonancia, lo que ocasionó que  muchos llegaran a pensar que se trataba del tigre real. El sitio favorito para realizar este acto era conocido como La Loma de los Goleros, en la actualidad esquina donde funciona el Instituto Marco Fidel Suarez en el municipio de Sincé Sucre.

Gracias a la tradición oral, la matanza del tigre  ha permanecido durante muchos años como expresión cultural. En la actualidad es considerada  como una de las manifestaciones culturales más significativas para los sinceanos.

La Matanza del Tigre como teatro callejero, ha sido por años un espacio de recreación que reúne todas las clases sociales de la comarca, aquí el artista popular tiene la oportunidad de expresar sus inquietudes, sentimientos de conformismo e inconformismo frente a situaciones reales, haciendo críticas a problemáticas locales, usando como elemento propio de la parodia el humor y la sátira.


Los actores que en generaciones anteriores se hicieron famosos por su particular forma de interpretación de cada personaje aun se conservan en la memoria de muchos sinceanos, la magistral actuación de Rafael Eduardo  Solá, quien tomó durante muchos tiempo el papel de tigre, Ignacio Herrera, más conocido como “el tigre mocho de la Ceja”, Jorge Santis a quien apodaban “Mulalá”, “El Tigre Mau Mau”, Luis Domínguez, Ubaldo Palencia, Luis Gómez, Luis Acuña, Reyes Acuña, Víctor Manuel Acuña, Félix Arrieta, Miguel Aguas, Pedro Pérez, Miguel vuelvas Mercado “Migué Panela”, Manuel Palencia “El pisingo”, José María Martínez Cárdenas “José Buena”, entre muchos otros que ha ayudado a que esta manifestación en la actualidad continúe brindando emoción a los habitantes de Sincé Sucre.

La Matanza del tigre como representación teatral  ha sido un acto de creación en el que han intervenido varias generaciones, se necesitaron varios años para lograr su posicionamiento y reconocimiento en la comunidad. A partir de las primeras representaciones, Cada generación ha ido aportando elementos que han ayudado a enriquecer esta obra que no fue invento específicamente de una persona sino que ha sido invento espontaneo de un grupo social, una raza de hombres valientes y creativos cuya memoria será siempre recordada cada vez que en las calles de Sincé se escucha el rugido del feroz animal para que con el alboroto de un par de viejos sonando un galón lleno de piedras, empuñando una vieja escopeta y una lanza, salgan a cazar y dar muerte al tigre y de paso hacer estallar de la risa y el miedo a cientos de personas que abandonan sus actividades cotidianas para viajar en el tiempo y dejarse atrapar por la magia, el realismo convertido en Parodia de la Matanza del Tigre.